Livia, Madre del Imperio, esposa de Augusto (63 A.C al 14 A.C.), emperador romano.
Su objetivo en la vida era que su hijo Tiberio fuese emperador. El problema era que Augusto odiaba a Tiberio, y no le quería como sucesor. Así que todos los candidatos fueron muriendo lentamente "por causas desconocidas", Marcelo, Agripa, Druso, Lucio y Cayo César, etc.,
Una de las virtudes de Livia era la paciencia. Tenia muchísima paciencia. Espero pacientemente y fue eliminando a los candidatos hasta que solo quedó su hijo. Como Augusto seguía sin aceptarle, decidió envenenarle en "el tiempo en que se tarda en chupar un esparrago". Fue un poco más complicado de lo habitual puesto que Augusto empezó a sospechar y decidió no comer más que fruta que el mismo cogía de su jardín. Pero toda precaución es inútil frente a semejante determinación asesina. Livia envenenó los higos que colgaban del árbol de su peristylum y se lo quitó de en medio. Escondió su fallecimiento un par de días, en los que cambió su testamento. Después, hizo publica su muerte, y Tiberio fue nombrado emperador de Roma. Objetivo cumplido, siguiente reto: ser proclamada semidiosa.
Diagnostico: Psicópata y serial killer.
A favor: Anima las cenas familiares como nadie.
En contra: Mejor que no te prepare la comida, se le va la mano con las especias.
3 comentarios:
Muy interesante el libro de Yo Claudio y genial la serie donde los personajes son tal cual te los imaginas.
La ilustraciòn perfecta como siempre, con esos ojazos inolvidables de Libia.
Mis felicitaciones.
Hablé con la policia del blog y me dijeron que estaban contentos pues dicho blog les origina poco trabajo y opinan que las ilustraciones son estupendas y dignas de la madre de todas los blogs.
Recuerdo cuando la emitieron y como era pequeño mis padres sól ome dejaron ver los últimos capítulos de la serie. Pero en colegio luego todo el mundo hablaba de ella. Hace poco volví zapeando volví a ver un poco y no recordaba la maravillosa música del comienzo. No tengo recuerdos de la malona pero si de Claudio escribiendo dos testamentos, y enterrando uno que le permitirá que se olvide su tartamudez. Habrá que verla entera un día de estos.
Publicar un comentario